Antes y después de la Asamblea, compañeros de la CVX en Francia pudieron acoger en sus casas a delegados de todo el mundo durante unas cuantas horas o durante unos días. Estos encuentros han dejado huellas profundas. Claire, Véronique y Monique nos relatan lo que descubrieron y las alegrías que compartieron durante esos momentos.
Claire, de la región CVX Loire-Océan (alrededor de Nantes), durante algunos días antes de la Asamblea, acogió en su casa a delegados mexicanos. El 31 de julio celebraron el día de San Ignacio junto con otros delegados, fue una ocasión para ampliar la carpa de los encuentros. Nos relata lo que ha guardado de esta experiencia.
La Asamblea mundial comenzó de forma muy concreta al acoger en mi casa a Patricia y a Adrina, delegadas mexicanas, viviendo este encuentro simplemente en el día a día: un ritmo lento impuesto por el cansancio de 48 horas de viaje y de la diferencia horaria, la necesidad de poder descansar antes de la Asamblea. Intercambios complicados con la ayuda de una aplicación para la traducción, corazones muy abiertos y vida fraterna. Vida fraterna que fue ampliada con la llegada de Corinne, compañera de mi región, hispanohablante y que se unió a nosotros durante 48 horas para ayudar con la traducción. Corinne estaba decepcionada por no haber sido seleccionada como intérprete para la Asamblea, debido a que no disponía de suficiente tiempo. Estas 48 horas fueron finalmente para ella una manera diferente de vivir la Asamblea mundial.
Un símbolo fuerte para mi, y que me conmovió profundamente, sobre el lugar de la CVX en mi vida: durante un paseo al borde del mar, les conté lo que acababa de comprender : 4 años antes, había solicitado una ayuda para el discernimiento a mi comunidad local de aquel momento, esta había confirmado y fomentado un proyecto de casa, con un lugar importante para la hospitalidad. Comprendí en ese momento que la primera vez que acogía a alguien, no solamente en la habitación de los amigos, pero también dejándoles mi habitación, era para recibir a compañeros del otro extremo del mundo. Este detalle resume por sí solo el lugar de la comunidad en mi vida.
31 de julio: 25 compañeros de la CVX Loire-Océan, de las regiones vecinas o que están de vacaciones, vienen a festejar con nosotros el día de San Ignacio durante una eucaristía que tuvo lugar en nuestra hermosa colegiata, seguida de un almuerzo compartido. Nosotros, los miembros de la comunidad de Francia, estamos impresionados por el dinamismo apostólico de los compañeros mexicanos que dan vida a centros espirituales, acogen y apoyan muy concretamente a los migrantes. Las ” fronteras apostólicas ” a las cuales nos remite la CVX se vuelven concretas, y sus preguntas nos permiten darnos cuenta de la riqueza de lo que vivimos durante el momento de compartir durante las reuniones Open CVX y las proposiciones de Caminos Ignacianos en los cuales estamos muy implicados. Este encuentro, que hemos sentido demasiado corto, ha creado vínculos fuertes, ha dado un rostro a la Comunidad mundial que a menudo nos parece como algo muy lejano.
La presencia de estas compañeras del otro extremo del mundo nos ha permitido vivir la experiencia de la Comunidad en muchas otras dimensiones: compañeros de las regiones vecinas, compañeros veteranos de la CVX y personas que entran y salen en un recorrido de exploración, compañeros de la CVX Francia de vacaciones, jesuita relacionado con el MCC (Movimiento Cristiano de Dirigentes). Hemos experimentado de forma más o menos novedosa que la Comunidad va más allá de nuestra Comunidad local o regional. Y la celebración de la eucaristía del día de San Ignacio, en el marco de una celebración de la parroquia en una semana festiva, en francés y en español, hizo que los demás Cristianos presentes pudieran sentir algo de nuestra espiritualidad. Incluso un Dominicano, que esta de vacaciones, se unió a nosotros !
Durante la Asamblea, gracias a Paty y a Adriana, conocí a los dos hombres de la delegación mexicana, Jorge el asistente jesuita y Charthur, paro también a sus amigos de América del Norte o del Sur. Mi servicio en Amiens durante la Asamblea mundial no me ha permitido entablar mucho con los delegados, me parecía importante dejarles estar entre ellos. Pero gracias a Paty y a Adriana, la CVX tuvo un rostro muy concreto. Nunca quise hacerles preguntas sobre lo que vivían dentro de la Asamblea, porque sentía que era importante respetar un cierto silencio. Cuando las personas eligen hacer un retiro, es importante respetar el trabajo que Dios hace en ellas y no interferir. Como Moisés en la zarza ardiente, retirar las sandalias, no acercarse de la tierra sagrada para no perturbar el trabajo de discernimiento que tiene lugar. Es así, de manera esporádica, pero real, que me ayudaron en ciertos momentos a percibir algo de lo que estaba pasando en la Asamblea acogiendo únicamente lo que me decían de manera espontánea.
Ecos de otros compañeros que participaron en la acogida de cevequianos mexicanos o durante la fiesta del día de San Ignacio.
- Para mi, fue una gran alegría poder vivir la ” cultura del encuentro ” prácticamente, poniéndome al servicio. Sentirme unida en mi fe tan fácilmente y más allá de las barreras culturales y lingüísticas ha sido formidable, como estar en comunión. Vivir la alegría y la sencillez acogiéndose mutuamente y abriéndose al otro, a su mundo y a su realidad, esto me ha descentrado y ha puesto en perspectiva la práctica de mi fe. Descubrí el fuerte arraigo, aunque minoritario de la CVX en México en comparación con Francia; una mirada en ciertos casos de sospecha/outsider puesta sobre los movimientos jesuitas (asimilados demasiado progresistas). He sentido que tenía mucha suerte de tener una comunidad local a la puerta de mi casa, por así decirlo, una comunidad numerosa y una acogida positiva en las parroquias y dentro del mundo católico en general. Corinne
- Lo que más me conmovió, es oír hablar a estas dos mujeres de su contexto difícil, una comunidad cuyo número ha disminuido mucho y que sigue de pié en este contexto. Me conmovieron sus diferentes compromisos en las causas humanitarias: aquí hay compromisos humanitarios, pero muchos menos. Forman realmente parte integrante de redes, hay mucha visibilidad. Roseline
- Ninguno de nosotros pudo venir a Amiens, lo que nos permitió sentir un poco la Asamblea mundial. Nos conmovió mucho todo lo que compartieron sobre el número de compañeros y sobre su funcionamiento. Descubrir un país lejano del cual no éramos conscientes de sus realidades. Esto nos ha permitido pensar en ellas, de decirnos ” Están en Amiens “, nos ha dado la impresión de compartir un poco de lo que se vivía: Formamos parte de la misma comunidad. Françoise
Monique, de la región CVX Som’Oise (en el Norte de París), vive cerca del aeropuerto de Roissy – Charles de Gaulle. Una ubicación muy interesante para los delegados que volvían a sus países en un avión que despegaba pronto por la mañana. Fue una ocasión de compartir una comida y de ofrecerles unas horas de descanso bien necesarias antes de tomar su vuelo.
A quince minutos del aeropuerto, vivimos en medio de prados, en una casa que se ha quedado vacía de los hijos adultos: lo que nos ha permitido acoger a los delegados de la Asamblea mundial.
Cuando se terminó la Asamblea, Eric, Dijo y Babra de Botsuana y Esteban de Argentina llegaron a casa al final del día, muy cansados. Estábamos contentos de acogerles: una pequeña pausa antes de la vuelta : Roissy- Bahrein (mucho calor), Bahréin – África del Sur (pleno invierno) y para terminar África del Sur-Botsuana : ¡ menuda odisea además de todo este tiempo dedicado a la Asamblea !
En cuanto a Esteban, me extraña que sea el único delegado de Argentina, y es en ese momento que habla de la dura crisis económica de su país.
Al día siguiente, domingo, acogimos a Stephen Kizito, jesuita del Camerún, François-Xavier, jesuita de origen malgache paro que vive en Burkina Faso, y también a Franklin y Brigitte de Perú.
Como llegaron al final de la tarde, aprovechan de nuestro entorno rural del cual François-Xavier se queda maravillado: los árboles, los prados (excepcionalmente verdes este año), los champiñones … No tiene bastantes ojos y lo fotografía todo. Agradezco a Stefan su aclaración: François-Xavier no ha visto nunca tanta vegetación.
Al día siguiente, en el camino hacia el aeropuerto, no olvidaré nunca su frase: ” Donde nosotros vivimos, es solo polvo … y comemos polvo. ” Su viaje de vuelta: el billete Roissy – Burkina fue anulado por causa de los acontecimientos en Níger y tuvo que pasar obligatoriamente por Bruselas para llegar a Burkina …
Un momento de relajación con Brigitte, deseosa de simpatizar con los corderos, y en cuanto a Franklin, sentimos que está muy implicado en la redacción de las orientaciones…
Una vez más, la cena se comparte con simplicidad: pertenecemos a la misma familia y más allá de la lengua, hay una fraternidad que se vie, que se acoge y que se ofrece.
Que nos queda: una gran alegría de los encuentros con la diversidad de delegados, pero también respeto y gratitud por todos estos momentos ofrecidos con generosidad y en un contexto por momentos difícil.
Véronique, de la región ” Bretagne Occidentale ” (Vannes) estuvo presente en Amiens durante toda la Asamblea como miembro del equipo ” Comunicación “. Cuando volvió a su casa, acogió durante unos días al delegado de Letonia. Escuchemos cómo nos comparte la alegría de este encuentro.
¡El Encuentro de la CVX mundial en Amiens ha estado lleno de sorpresas y regalos! El acoger a un miembro de la Comunidad que viene de tan lejos nos ha reservado muchas más.
Abrir su casa, es siempre dejarse visitar y por lo tanto dejarse desplazar …
Descubrir nuestras ” riquezas ” de todo tipo. Reconocer la riqueza de nuestra historia de democracia y de derechos humanos, por ejemplo, de nuestro bien inmobiliario ya que somos propietarios de una casa con jardín. Pero también nuestra riqueza en los pájaros que cantan alrededor, en un entorno con árboles, incluso si estamos en la “ciudad”. ¡Nuestro huésped tenía ese talento de ver y contemplar! ¡Se acercaba con su aparato de fotos lo más posible de una mariposa, de una abeja y también de los gatos que tanto le gustaban! pero también de nuestra vida diaria con tanta delicadeza.
Se quedarán gravados en mi memoria, estos momentos en los cuales nos hablaba largo y tendido y compartía con nosotros sus heridas, que todavía estaban por cicatrizar, de las dos ocupaciones que su país ha conocido. Pero también esos momentos de “gracia” que hemos vivido una tarde-noche, sentados en el sofá los tres juntos, para admirar un espectáculo de bailes y cantos de miles de participantes. Estábamos admirados ante la precisión de los bailarines que llevaban a cabo verdaderos cuadros artísticos en movimiento con sus maravillosos trajes de colores. ¡Un trabajo preciso, de demuestra cómo la disciplina del ocupante ha podido ser transformada en arte y aprovechada para estar juntos al servicio del baile y de la expresión de la vida!
¡Para nuestro huésped, la emoción fue muy profunda al contemplar a su pueblo desde nuestro sofá francés! Es como si lo viera mejor a través de nuestros ojos de compañeros maravillados por estas bellezas.
Este momento me habla también, como si fuera una parábola, sobre estos días de Amiens en dónde todos juntos nos hemos adentrado en la admiración de una humanidad de hermanos y hermanas tan diferentes y tan felices de ser una familia unida en el amor.